El embarazo es un tiempo hermoso y emocionante en la vida de las mujeres 
y la danza oriental puede ser una forma maravillosa de ejercitarse, 
que ofrece grandes beneficios psicológicos y físicos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Embarazo y Nacimiento Eutonico



El Método Frida Kaplan

El embarazo y nacimiento de un hijo son momentos de grandes cambios y transformaciones, es una experiencia intensa en la que todo se pone en movimiento. Se producen cambios físicos en la mujer y modificaciones emocionales en la pareja; Este periodo es una gran oportunidad para el crecimiento interior, para conectarse con uno mismo… Esta actividad consiste en la sistematización de trabajos provenientes de la Eutonia, que es una disciplina corporal que facilita el autoconocimiento mediante la observación del cuerpo.

El Método es un aprendizaje vivencial para que puedas habitarte, para que puedas sentirte, donde podrás profundizar el contacto con vos misma, con tu pareja y con tu bebé; para que tengas la conciencia vivencial del espacio por donde va a pasar tu bebé al nacer; liberar tensiones; aliviar los dolores propios del embarazo; incorporar la emisión de la “o”, que te va a ayudar a conectarte con tu bebé, convirtiéndolo en un sonido conocido para él, que lo va a contener y tranquilizar aún después del nacimiento; podrás elevar tu umbral de dolor; también aprenderás a prolongar el cóccix para dirigir con precisión la fuerza durante el pujo. Este aprendizaje posibilita al padre tener un comportamiento activo en el embarazo y nacimiento de su hijo acompañando y conteniendo a su mujer; les brinda a la pareja seguridad y confianza para vivir el embarazo saludablemente y experimentar un nacimiento en armonía.


Frida Kaplan.
La mujer que ayuda a nacer

Por María Eugenia Ludueña
Diario La Nacion 17 02 2008 




A los 69 años, Frida Kaplan asegura que desde la vida uterina los humanos recibimos amor, contención y también una determinada "programación" 



Lo inesperado siempre le pisó los talones. Su primer hijo falleció a los dos meses de vida. Desde hace más de 20 años acompaña a madres y padres que esperan un bebé, y los ayuda a aumentar el contacto físico desde la vida intrauterina. Su método, la eutonía, también se aplica en hospitales
Casi todos responden lo mismo. 

-¿Qué desean para el bebé que está por nacer? 

-Que sea feliz. 

Frida Kaplan dice que es un equívoco. Que cuando plantea esa pregunta en las clases de eutonía para parejas embarazadas, padres y madres suelen responder lo mismo. "La felicidad como estado permanente no existe: hay momentos felices, y no dependen de logros materiales sino de la capacidad de disfrute", comenta. En sus clases, los futuros padres escuchan que los seres humanos, desde la vida intrauterina, recibimos amor, contención y también una programación. Programación que se refuerza tras el nacimiento con mandatos. Frida dice, sin bombos, sin platillos, que en lugar de desear y programar al bebé para algo imposible, no estaría mal desearle que aprenda a disfrutar de lo disfrutable. Y a desarrollar una fuerza vital: la que nos hace capaces de atravesar los momentos más difíciles de la vida. Cualquiera que la tenga enfrente sabrá que Frida tiene esa fuerza y algo más. Pero esta tarde no está preocupada por desear algo a un bebé sino a una pareja de amigos que se casan. Con su yerno, que es pastor protestante y vive en Francia, van a oficiar de maestros del rito y están intercambiando mails sobre esa ceremonia. ¿Qué se le puede desear a un hombre y una mujer que quieren celebrar su unión con invitados, torta y baile? En el último mail su yerno escribió algo que hizo galopar el corazón de Frida. "Desearles lo imprevisible", sugirió él. En este bar sobre la avenida Las Heras, esta tarde, Frida cuenta con tono pausado y tranquilo que al leer las palabras de su yerno se sintió representada. Tiene el pelo rubio muy claro. Los ojos muy verdes, la piel muy blanca y las uñas color marfil, de manicura. Pantalones de cuero, botas, las lentes a mano. Pide un café descafeinado y dice: 
“Desear que les suceda lo inesperado, lo que no está dentro del camino trazado. Apostar a los caminos que se pueden abrir, estar en contacto con la maravilla del acto creativo de vivir. Hoy, a mis 69 años, puedo avalar eso.”




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